Podría parecer que la comunicación con las parejas que viven fuera es obligatoriamente más complicada. Mi sensación es que no necesariamente. Al final es una cuestión de feeling. Con Sandra y Jorge no hizo falta ni preboda para profundizar en esa confianza. El día de la boda lo disfrutamos a tope, e incluso pudimos jugar un rato en las fotos de pareja… como si nos conociermos de toda la vida. Cuestión de confianza. Yo, feliz.