Recuerdo una conversación de nuestra primera reunión con nuestros novios (Mina e Ivan). Me trasladaban algunas reticencias sobre la cobertura de ciertos momentos de la boda, de los que querían especialmente preservar el carácter mas intimo de los mismos. Temían que nuestra presencia pudiera alterar o cohibir a los invitados y a ellos mismos del disfrute pleno en un ambiente de confianza. No tardaron mucho en cambiar de opinión (charla y tapas de por medio), pero fue el ratico de la preboda el que nos catapultó al ”circulo de confianza”, hasta el punto de que casi no nos dejan marchar de la fiesta. Igual tenemos que dejar de hacer la preboda y guardar ciertas distancias 🙂