Ya os avisamos en su preboda. Equilibrio perfecto entre “tablas” y templanza, la conexión entre ellos se muestra tan patente, que todo lo impregna de sus buenas vibraciones. A pesar de todo, siempre hay ocasión en el transcurso de un día plagado de detalles, para que surjan los nervios. Recuerdo a Mima, a última hora antes de irnos, como me agradecía la “labor de psicólogo” realizada en casa de sus padres durante los preparativos, cuando un pequeño imprevisto estuvo a punto de originar cierto nerviosismo (un buen fotógrafo ha de ser profesional también en este plano). La cosa quedó en nada de nada y como podréis ver más abajo, pudimos disfrutar de una boda inolvidable, pero a mí me quedó grabado ese agradecimiento.