Viéndoles disfrutar en el parque nadie adivinaría que estaban apenas a unas horas de el gran día y recién “aterrizados” en Granada tras un pesado viaje. Tampoco contábamos con mucho tiempo para la preboda, pero con tal despliegue de energía positiva, con ese feeling y “conexión” entre ellos, el estrés desaparece y el espacio tiempo se vuelve más relativo que nunca. Mima y Erik apuntaban maneras que poco más tarde confirmarían en su boda. Pronto en sus pantallas.