Una vez mas, se repetía la escena… fue Rocio quien nos avisaba de cierta incomodidad que padecía Miguel delante de la cámara, aumentada el día de su boda, por el hecho de “posar” para unos desconocidos… hacerlo significaba prácticamente una concesión, una muestra más de su amor por Roció.
Así pues, el día de la preboda, nos desplazamos a un lugar especial para ellos, un lugar testigo de ya una larga historia en común, un lugar donde cualquier cosa fuese posible (frase sacada de la película Matrix). Allí nos esperaba el gran Neo, este precioso pastor alemán, recuerdo vivo de tantos momentos, que ejerció de mediador desplegando sus encantos y haciéndonos disfrutar a todos de una divertida y agradable tarde. Miguel, termino por destaparse como un modelo profesional en potencia… quien nos lo iba a decir.
Gracias Neo!
Gracias chicos por dejarnos compartir parte de vuestra historia.