Si una imagen vale más que mil palabras… una sucesión de ellas acompañadas de música bien pueden sustituir un par de párrafos, ¿no?
Pues que mejor entonces que este pequeño resumen de nuestra experiencia por tierras irlandesas. Fantásticos recuerdos, ganas de volver y ganas también de encontrarnos en breve de nuevo con nuestros queridos protagonistas…
Unas pintas para todos!!
Entendemos la preboda principalmente como una herramienta de cara al día de la boda. Es cierto, que por sus propias circunstancias, el resultado suele merecer la pena por sí mismo. En ocasiones solemos aprovechar para conocer sitios nuevos, viajar fuera de España… nos encanta dejarnos sorprender por lo desconocido y suele resultar en una experiencia inolvidable para todos. Peeeero, no es necesario salir de España para poder disfrutar de una gran tarde en un entorno fantástico. Muy cerquita podemos encontrar rincones ideales, tan acogedores como sorprendentes. Si además hay feeling con “tu pareja” y son ellos quienes se preocupan de prospectar y sorprenderte con la localización, tu felicidad como fotógrafo está asegurada y cualquier desplazamiento más que justificado. Ah! por cierto, el lugar es Marbella, y nuestros encantadores protagonistas Noelia y José, a los que veremos en breve en un escenario bien distinto 🙂
Existe un debate entre compañeros(fotógrafos) sobre la necesidad o no de hacer sesiones preboda. Hay opiniones muy válidas de todos los gustos. Para nosotros es la preboda es recomendable por su repercusión en el resultado final del reportaje, pero es que además está más que justificada si supone una oportunidad de salir “por ahí” con nuestras cámaras, descubrir lugares maravillosos y conocer un poco más fantásticas personas en un entorno donde sentirnos cómodos y disfrutar realmente del día y de nuestra profesión. Suena a Perogrullo, pero es lo que nos pasó con Eli y Jota. Venid y lo veis!
Gracias chicos por una tarde donde naturaleza y naturalidad se dieron la mano.
Cerca estuve de no viajar a Varsovia por un contratiempo de última hora. Tras dudarlo durante apenas un minuto, me decidí a coger otro vuelo, en lo que se convertiría una de las mejores decisiones en mi vida como fotógrafo. Durante los siguientes tres días, fueron innumerables las ocasione que me harían olvidar la que pasaría a ser tan solo una anécdota más de un viaje maravilloso. Descubrir una ciudad sorprendente, pero sobre todo descubrir también unas personas increíbles, con las que vivir sus calles, retratar sus rincones, comerse su historia… convirtió una preboda en una experiencia inolvidable y unos “clientes” en unos amigos cercanos con los que terminaría bailando el “gangnam style” de madrugada, en el típico lunes polaco más loco de mi vida. Lourdes y Piotrek, gracias.
De un tiempo a esta parte parece que vuelve a ser habitual encontrar gente atrevida que busca su destino fuera de España y opta por “hacer las Américas”.
Son ya varios los amigos que tenemos viviendo al “otro lado del charco” y que desde allí nos contactan para que les acompañemos en su gran día. A pesar de las facilidades tecnológicas (Skype, WhatsApp,…), el contacto personal es fundamental e insustituible, y es aquí donde la preboda juega un papel importante. Disfrutar de un rato relajado, y divertido, perdiendole el respeto a la cámara, genera el ambiente de confianza y cercanía ideal para que las cosas sucedan naturales, sin reparar en nuestra presencia.
Es algo que buscan normalmente quien nos contacta y resulta muy sencillo conectar con parejas como nuestros Raquel y Antonio. Es muy fácil también echarles de menos.
Al final, no entramos en su maleta… Pero seguro que habrá más ocasiones para recordar momentos inolvidables ya vividos juntos.
¡Abrazos desde España, chicos!
Nada como el olor a mar, el tacto del salitre sobre la piel y ese sol, “tan nuestro”, para sentirse de golpe en casa, en esa especie de arraigo que de alguna forma ejerce la playa con la propia tierra… Playas que atraen a quienes vienen de fuera y que aplacan también la morriña de quien circunstancialmente se encuentra desplazado, haciendo por ejemplo las Americas. Jenny y Julián quisieron disfrutar de cada momento de esta vuelta a casa tan especial. Compartimos risas, bailes, y bellos instantes durante la boda y preboda, siempre en un entorno maravilloso, aquí, en casa. Gracias chicos por querer que os acompañáramos. La próxima sesión, en USA! 😉
La ciudad del amor, de la luz… se me ocurren muchos destinos increíbles donde hacer una preboda, pero sin duda París ocupa un lugar privilegiado en la lista :). El Sena, Sagrado Corazón, Notre Dame, Louvre, Torre Eifel… mil rincones maravillosos, pero esa cerveza nocturna con bocata en las escaleritas de Trocadero, con Maria José y Alberto, no tiene precio. Anécdotas divertidas, momentos inolvidables, recuerdos para toda la vida…
…y luego al cielo ;). Madrid es una ciudad que ofrece gran variedad de alicientes: ese bocata de calamares de la Ideal! pasear por el Retiro, Puerta de Alcalá, tapear en el Mercado de San Miguel… no los voy a enumerar pero desde ahora tendré que incluir entre mis favoritos: “hacer allí prebodas de novios apañaos”. Olga y Rafa nos conquistaron ya el día que los conocimos, pero la gastro-sesión madrileña fue el remate (casi definitivo, que luego vino la boda). Terminó como no podía ser de otra manera, como empezó, de cervezas entre amigos y con algunas fotos divertidas de “parecidos razonables”, pero esa es ya otra historia…
Casi todos tenemos una cámara, al menos la del móvil, con la que de manera desmesurada, tratamos de inmortalizar cada momento, cada lugar, no siempre con buen criterio J … Lógicamente, en ocasiones importantes nos gusta contar con la experiencia y el buen hacer de quien nos pueda garantizar el mejor resultado. Una boda, es un ejemplo muy evidente de esto, pero a veces no somos conscientes de lo valiosos e igualmente únicos que son muchos momentos y experiencias que pueden marcar una vida. Valoramos esas ocasiones, esos recuerdos? Esta deliciosa pareja canadiense quiso llevarse de su viaje por Europa unos cuantos recuerdos de una ciudad única. No celebrábamos un matrimonio, pero estoy seguro de que nunca olvidaran su paseo por la Alambra o el Paseo de los tristes…
No somos muy dados a repetir localizaciones en las prebodas… nos gusta sorprendernos por lo novedoso y desconocido. Se potencia más la creatividad y siempre puedes descubrir algún rinconcito encantador. No obstante, está bien claro que nuestra fotografía es de personas… el entorno “solo” puede acompañar y sobre todo, generar la atmosfera adecuada para que los verdaderos protagonistas se encuentren relajados y se muestren como son y disfrutando. Ese es para nosotros el sitio ideal. En este caso, el pantano… así nos lo demostraron Carmen y Rafa, una pareja “de libro”. Para ellos cualquier sitio es el ideal.